La ratonera Un clásico de Agatha Christie Giles ralston, Mollie Ralston, señor Paravicini y Christopher Wren ¡Atención! ¡Extra, extra! ¡Noticia de última hora! Scotland Yard ya está tras la pista del asesino que se cobró una vida en la calle Culver de Londres. Un crimen que tiene conmocionada a toda la ciudad. En la escena del crimen se han encontrado varias evidencias que indican que no será la última víctima de este maniaco homicida. Por un lado, los agentes encontraron un bloc de notas en el que alguien había escrito la intrigante frase «Tres ratones ciegos». Por otro lado, sobre el cadáver encontraron un papel que decía «Éste es el primero»; y debajo de estas palabras, un dibujo infantil de tres ratones y unas notas musicales. La investigación ha identificado estas notas como parte de la canción infantil titulada «Tres ratones ciegos». Tal parece que el asesino está jugando al macabro juego del gato y el ratón con la policía. Pero lo más desconcertante y aterrador es que en el mismo bloc había dos direcciones apuntadas, una era la del veinticuatro de la calle Culver, y la otra corresponde a la mansión Monkswell Manor. La mansión familiar ha sido recientemente reconvertida en casa de huéspedes y es regentada por el joven matrimonio Ralston. Mal momento para emprender un nuevo negocio. Gracias a nuestro equipo de investigadores infiltrados, hemos podido acceder a los diarios íntimos de los huéspedes de la mansión. En ellos hemos encontrado información muy sugerente de los asuntos que allí están teniendo lugar. Los testimonios están llenos de sospechas y ponen la piel de gallina. Si no nos creen, aquí les dejamos algunos de esos testimonios… Quince de febrero de 1948, Querido diario, mucho ha cambiado mi vida desde hace unos años. Tuve un gran poder en mi posición como magistrada haciendo cumplir la ley y respetando las normas por las que se rige esta sociedad, mi apellido, Boyle, era todo lo que necesitaban saber los criminales para echarse a temblar… Pero la vida cambia. Tras la venta de mi casa, asunto que no me resultó fácil, busqué una casa de huéspedes donde poder vivir cómodamente. Así es como llegué a Monkswell Manor. ¡¡No es lo que esperaba!! No me gusta ninguna de las personas aquí hospedadas. Sus maneras de hacer las cosas, sus formas de hablar, tanto entrar y salir de las dependencias deambulando por toda la casa … Algo me dice que no debo fiarme de ninguno de ellos. ¡Y ni qué contar de la señora y el señor Ralston! Una joven pareja, totalmente inexpertos, embarcados en un negocio de hospedaje, regentando un establecimiento como éste. Poco puedo esperar de ellos. De todos modos, aquí estoy y se me deberá tener en cuenta.Información facilitada por la investigadora Yolanda García. Señora Boyle Dieciséis de febrero de 1948. Gestión de Monskwell Manor, anotaciones importantes,Hoy es el segundo día en el que los huéspedes han ocupado cada habitación de Monkswell Manor, la casa de huéspedes que mi esposa y yo llevamos conjuntamente. Me gusta que figure bien claro el nombre de nuestro proyecto empresarial, son nuestro orgullo y nuestro esfuerzo los implicados en todo esto. La copiosa nieve nos mantiene aislados entre estos muros, conviviendo con personas extrañas y bajo la tensión que supone saber que es posible que entre los huéspedes haya un asesino escondido. Así es, el sargento Trotter arribó en esquíes en medio de la tormenta, asegurando que corríamos peligro puesto que habían encontrado una nota en el lugar del crimen de un asesinato que apuntaba directamente a Monkswell Manor. Aunque preferiría no creerlo, lo cierto es que, si en alguna casa de hospedaje hay esta noche algún criminal de esa índole, es aquí. La cantidad de personas extrañas que han llegado para alojarse el día de la inauguración del sueño de Mollie, mi esposa, no es normal. La señora Boyle, una mujer que se pretende más adinerada de lo que parece ser realmente y que se permite el lujo de criticar todo cuando ve, oye y toca en Monkswell Manor. El mayor Metcalf es, sin lugar a dudas, el único huésped que parece ser cabal y respetuoso. La señorita Casewell parece más un hombre joven que una muchacha, de modales nada refinados y risa histriónica, parece una persona que oculta algo extraño. Pero los más extraños y sobre los que realmente podría apostar que no esconden nada bueno son el señor Wren y el señor Paravicini. Christopher Wren es un niñato engreído que encaja perfectamente con la descripción que dio el sargento Trotter del asesino, y su comportamiento laxo y de maneras exageradas, unido a su afán por engatusar a mi esposa buscando algún tipo de protección en ella, no hacen más que levantar las sospechas que tengo sobre él. El señor Paravicini es una «rara avis» que llegó en plena tormenta, andando y sin más equipaje que una misteriosa bolsa de mano. De modales innecesariamente ostentosos y con un acento italiano que o bien es de una persona que lleva mucho tiempo viviendo fuera de su tierra natal o bien es tan falso y poco creíble como que haya llegado cerca de Monkswell Manor y haya dejado su equipaje principal en su Rolls Royce. Sea como fuere, debo seguir manteniendo las formas, aquí hay un sargento de la policía que se encargará de desenmascarar al asesino y, mientras tanto, debo ayudar a Mollie a que todo salga bien y a que los huéspedes, aunque me pese, estén lo más cómodos dentro de lo posible. He de ir a echar más carbón a la caldera y a cortar un poco más de leña, si morimos, al menos no lo haremos de frío…Información facilitada por el investigador Daniel García. Matrimonio Ralston Dieciséis de febrero de 1948, diario de Mr.Paravicini,El día de hoy ha sido realmente excitante. Conducía mi coche tratando de poner tierra de por medio con Londres a causa de mis negocios cuando de repente se produjo una intensa tormenta de nieve. En pocos minutos las carreteras estaban totalmente cubiertas y no se podía circular por ellas. Mi coche se quedó atascado en la campiña, en una zona sin aparente rastro de población. No obstante, ante la posibilidad de morir congelado decidí salir del coche en busca de algún refugio. Para mi fortuna me encontré con una casa que resultó ser una pensión de nombre Monkswell Manor. La pensión acaba de ser inaugurada y la regenta un matrimonio joven. La anfitriona, la señora Ralston, es muy atractiva y su carácter es afable. Por el contrario, su marido, Giles, se muestra reservado y distante. En cuanto a los huéspedes, son cuatro, dos mujeres y dos hombres, aparte de mí mismo que aparecí de improviso. Una de las huéspedes, la señora Boyle, es una magistrada que no cae bien a nadie por ser excesivamente altiva y por quejarse constantemente. Me parece una persona que está acostumbrada a dar órdenes, pero que ya no puede hacerlo, probablemente por no estar en ejercicio, lo que la predispone a llamar la atención. La otra huésped es una chica joven que habla poco. No ha dicho a qué se dedica, sólo que vive en el extranjero. Tampoco ha manifestado por qué está en Inglaterra. En cuanto a los huéspedes varones, están el mayor Metcalf y un joven, Christopher Wren, que dice ser arquitecto. El mayor Metcalf aparenta ser una persona tranquila y de buenos modales, dispuesta a ayudar a los demás. No se deja ver mucho e interviene poco en las conversaciones. Por su parte, el señor Wren es histriónico y poco reflexivo. Creo que es un individuo inseguro. Me sentía muy a gusto en esta situación, dado que había encontrado refugio en una pensión que posiblemente iba a estar aislada por la nieve durante días, evitando así posibles encuentros no deseados con las fuerzas del orden. De hecho, dada mi natural propensión a la buena vida y a la diversión, parecía que iba a pasar buenos momentos a costa del resto de los huéspedes. Entonces la cosa se complicó con la aparición repentina de un miembro de la policía, el sargento Trotter. Esto me perturbó enormemente al principio, por si su presencia pudiera estar relacionada conmigo. Por fortuna está investigando un caso de homicidio sucedido ayer en Londres que al parecer puede guardar relación con alguno de los huéspedes. No estoy preocupado por el asesinato de Londres, ya que no tengo nada que ver en ese asunto, pero de cualquier manera he decidido tomar una actitud expectante pero también activa, sembrando la duda sobre algunos de los otros huéspedes, a la vez que me otorgo a mí mismo un cierto aire de misterio combinado con dosis de humor y sarcasmo. Las pesquisas las lleva el sargento Trotter, pero realmente lo veo como un policía inexperto que hace unos interrogatorios poco profesionales. En mi opinión va a ser difícil que encuentre algún culpable si sigue la misma tónica que hasta ahora. No tengo argumentos para decir cuál de los huéspedes puede ser, como insinúa el sargento Trotter, el asesino de Londres. Sé por experiencia propia que cualquier persona, incluso la de apariencia más tranquila, puede ser un criminal. Los huéspedes que más me agradan son la señora Ralston y el mayor Metcalf. Pienso que la anfitriona no puede ser la asesina, pero no pondría el fuego por nadie. Tampoco me imagino a la señora Boyle como una asesina, aunque podría estar en la pensión alejándose del escenario del crimen. En cuanto a la señorita Casewell, me resulta muy difícil ahora mismo fijar una posición sobre ella, así que seguiré estudiándola. Si yo fuera el asesino creo que tendría una coartada, y no me mostraría tan opaco como hace ella. El joven arquitecto parece nervioso, lo que le hace un candidato a ser el asesino ante los otros huéspedes y probablemente ante el sargento. El señor Giles no es de mi agrado, es algo rudo en sus modales y un marido celoso, y ya se sabe que los celos provocan a veces graves conflictos. En cuanto al mayor Metcalf, sus modales y su amabilidad pueden ser una tapadera. De cualquier manera, todos ellos pueden estar fingiendo, al igual que yo. En fin, seguiré a la expectativa, viendo como suceden los acontecimientos y procurando poner el foco de atención en los otros habitantes de la pensión.Información facilitada por el investigador Tino Ordóñez. Señor Paravicini Dieciséis de febrero de 1948, diario personal de la Señorita Casewell,Acabo de llegar a la Mansión Monskwell Manor y no me lo esperaba, pero hay gente bastante peculiar. La señora Boyle, por ejemplo, se cree superior y piensa que nos puede utilizar cuando le apetezca, noto que siempre está en un constante reto conmigo. También está Paravicini, no sé por qué pero me da mala espina, se comporta de una manera bastante extraña, hay algo de él que no me gusta. En realidad, ninguno de los que está aquí llega a mi inteligencia, es muy fácil hacer bromas y reírse de ellos, los veo como a unos títeres. Pero no debo desconcentrarme, esta gente no es el mayor de mis problemas, estoy aquí por algo y requiere mucha atención. Necesito hacer esto y marcharme cuanto antes, quién sabe las repercusiones que puede tener. Espero que salga bien.Información recopilada por la investigadora Lucía Cue. Señora Ralston, señor Paravicini y señora Boyle Dieciséis de febrero de 1948, anotaciones del cuaderno del sargento Trotter,He arriesgado mi propia seguridad viniendo hasta la mansión Monskwell Manor bajo esta terrible tormenta y, sin embargo, nadie agradece mi presencia. Se muestran esquivos, rehúyen mis preguntas. Creen que exagero cuando afirmo que dos personas más van a morir. Deberían estar preocupados, temerosos de quién les acecha… Y en cambio sólo tratan de ocultarme su verdadera identidad, su relación con el asesinato de la calle Culver. El asesino está aquí, lo sé. Sólo tengo que sembrar el miedo, hacer que desconfíen los unos de los otros. Entonces, vendrán a mí, me contarán todo lo que saben, me dirán quiénes son y se desvelará quién es el asesino y cuáles son sus motivos…Información recopilada por la investigadora Marta Brana. Señorita Casewell, señora Ralston, señor Metfcalf y sargento Trotter Scotland Yard está aunando todos sus esfuerzos para desentrañar el misterio y esclarecer tan fatídicos hechos, pero desde la dirección de este humilde periódico, tememos que sea demasiado tarde para lamentar un mal futuro, pues todas las pistas parecen indicar que la sombra de la muerte revolotea sobre el tejado de la apartada casa de huéspedes Monskwell Manor. Deseando que no sea así, este periodista se despide. Nos mantendremos a la espera de las novedades del caso. Nada más y nada menos, les deseamos que pasen un feliz y morboso día. «La ratonera», una obra llena de misterio Elenco completo de «La ratonera» “La Ratonera” de Agatha Christie, clásico del misterio y de la acción policíaca, es la obra que acumula más representaciones de la historia, desde su estreno, allá por el año 1952 no ha dejado de ser representada en los escenarios de todo el mundo, y desde el año 1974 cuenta con representaciones diarias en el St. Martin´s Theatre de Londres, donde ha acabado por erigirse en un gran reclamo turístico. Nosotros queremos participar de este fenómeno atemporal, y nuestra versión será representada por los alumnos en el mes de junio, los días: domingo 18 en el teatro Riera de Villaviciosa, el sábado 24 en la Casa de Cultura de Infiesto y el domingo 25 en la Capilla de los Dolores de Grao. Os animamos a acompañarnos en redes sociales para seguir todo el proceso de creación de estos ilusionados actores y, por supuesto, a asistir como público. Además de «La ratonera«, nuestros alumnos de otros grupos de teatro están preparando otras dos obras. «La isla del doctor Moreauuu«, una disparatada comedia que versiona la clásica historia de «La isla del doctor Moreau«, Artículo «La isla del doctor Moreauuu«, y «The sexy horror show«, una particular versión del aclamado musical «The Rocky Horror Picture Show«, mira en el siguiente enlace de qué va esta obra: Artículo «The sexy horror show«. En nuestra página podrás encontrar toda la información relacionada con nuestras clases, talleres, obras de teatro y proyectos varios: Producciones Viesqueswood. Si sigues nuestras redes, estarás al tanto de todas nuestras novedades y cursos. La ratoneraComparte este contenido con tus amigosFacebookLinkedinTwitteremail