Vizcaya

Cartel Vizcaya

Vizcaya es una nueva comedia de Producciones Viesqueswood. Basada en un suceso real, nos trasladamos hasta el Gijón de los años ochenta, una época loca y llena de posibilidades, para contar las aventuras de una monja, una prostituta y una directora de banco. ¿Qué es lo que las une? Una quiniela. Una quiniela que ha sido manipulada para hacer de su dueña la afortunada ganadora de cincuenta millones de pesetas, toda una fortuna en aquellos días. ¿Y quién es ella? Pues es nuestra protagonista, Margarita, la monja. Ella es la responsable de todo el lío que va a continuación.

Una época de esplendor cultural, tan transgresora como lo fueron los ochenta, se merece unos personajes atípicos. En nuestra historia, las santas son pecadoras y las pecadoras santas, todo está del revés; ya que el mundo humano es complejo y está lleno de contradicciones. La historia es una comedia de situación al más puro estilo almodovariano; mujeres muy distintas entre sí pero con profundos lazos personales se ven envueltas en un improvisado engaño en el que surgen secretas pasiones y donde los diálogos están llenos de sorna y buenas intenciones. Un festival de risas para acunar el tema de la libertad individual y de la lucha por nuestros sueños.

Una pieza de pequeño-mediano formato que al igual que sus predecesoras, “Luxemburgo” y “Мексика” (Méjico), forma parte de nuestro proyecto de un teatro a la carta, una propuesta en la cual las tres obras pueden disfrutarse juntas como un mismo concepto, ya que comparten tres pautas: mujer, Asturias y hechos históricos, pero son entendibles por separado y funcionan por sí solas.


Vizcaya: Oficina del banco

Sinopsis

Margarita García es una joven monja miembro de la congregación “Las hermanas de Santa Florina Magdalena” que, viendo peligrar el futuro de su centro social por falta de liquidez, decide tratar de estafar al banco Vizcaya con una falsa quiniela de catorce resultados; para lograrlo, engaña a su hermana, Susi, trabajadora de una whiskería, para que se haga pasar por empleada de otro banco y así convencer a la directora del Vizcaya para que les dé el dinero.

Vizcaya: Plaza Seis de Agosto
Una comedia de situación basada en un suceso real acontecido en la sucursal del banco Vizcaya de la plazuela del Seis de Agosto en diciembre del año 1980, en la cual una mujer salió de la sucursal con dos millones de pesetas bajo el brazo en concepto de anticipo tras haber dejado en depósito una falsa quiniela deportiva. Una historia que llenó titulares de noticias en el Gijón de los primeros años ochenta.


Temática

Vizcaya: Margarita entrega la quiniela
Los personajes de "Vizcaya" son mujeres de marcada personalidad, “mujeres al borde de un ataque de nervios” que luchan por lo que más les importa. Si bien Margarita, la monja, lo tiene claro desde un principio, Esperanza, la alocada directora del banco, lo descubrirá más tarde, bueno más que descubrirlo, asumirá que su pasión por la música disco es algo más que una simple distracción y que merece la pena perseguir una vida más allá de contar números y asesorar acerca de los mercados.

Nuestra historia va más allá del hecho de unos personajes luchando por sus sueños, lanza la pregunta de sobra conocida y mil veces planteada de “¿el fin justifica los medios?”. Para Margarita, parece ser que así es, porque a pesar de ser una beata y en teoría comedida monja, se salta las normas religiosas, morales y hasta lógicas, para tratar de traer la salvación a su mundo, sin querer darse cuenta de que haciéndolo así, lo que hace es que tiemble hasta los mismos cimientos. A pesar de sus propias dudas y de todas l as señales disuasorias, se lanza a ello y arrastra a su incrédula hermana con ella. Si asume o no sus errores quedará expresado en el devenir de los acontecimientos.

Esta lucha, persecución desesperada por lograr un ideal, hace que Margarita y las otras mujeres dejen en segundo plano el tema familiar. La familia es otro de los temas planteados en esta ficción dramática, familia entendida como eso que nos hace humanos, el cariño, el apego a los seres queridos que nos han ayudado a ser quienes somos. ¿Son estos lazos familiares lo primero en nuestras vidas, o anteponemos objetivos materiales como un buen sueldo o una buena casa, o incluso objetivos filosóficos como ayudar a un desconocido, antes que mirar dentro de los muros de nuestra propia casa y asumir los problemas que esconden? Margarita y Susi, son dos hermanas muy distintas que no se comprenden y que se ocultan muchas cosas. Esto hace que la tensión por lograr la estafa ayude a no poder controlar los impulsos y a que vuelen por los aires los trapos sucios. Las rencillas familiares, los problemas que se callan, todo eso acaba pesando y pasando factura, y en mitad de la crisis dramática explota, añadiendo más leña a un desbaratado timo.

Vizcaya: Susi y Margarita A pesar de todas las discusiones y rencores, el recuerdo de la madre vive entre ellas. Es el nexo de unión cuando recuerdan el amor que les tenía, pero también, se convierte en lo que las separa cuando se echan en cara todo lo que no se hizo cuando enfermó. El amor que una madre tiene por su hijo y viceversa es algo maravilloso, pero a la vez algo misterioso. Es difícil de entender e imposible de resistir. Y por ello es una fuerza tan potente.

Vizcaya: Susi y Esperanza bailando Para Susi, esos trapos sucios son una asignatura pendiente, algo que ha quedado por lavar en casa. Todo lo que pasó con su madre, y en concreto la profesión de Susi, son un tema callado, un tema ciertamente tabú para Margarita. Sobrevuela por la obra el tema del qué dirán. Una monja y una mujer de vida alegre que son familia... Aquí hay material para prensa rosa, amarilla, y hasta de varios colores; la comidilla de muchos patios y comunidades de vecinos, pero no para Susi. Ella este asunto lo tiene muy mascado. Tiene claro quién es y no se esconde. Margarita no comparte la forma de vida de su hermana. En realidad, ninguna comprende a la otra y ambas viven en una continua crispación silenciosa. El asunto de lo que piensa el otro sobre uno mismo pesa en nuestra sociedad y, a día de hoy, aún no hemos conseguido quitarnos ese San Benito, y si no que se lo digan a Esperanza, quien trata de ser una respetada directora de banco mientras se aburre con su anodina vida, ocultando sus modernos gustos y fingiendo ser alguien que no es.


Margarita

Vizcaya: Margarita - La monja La protagonista de “Vizcaya”, Margarita, es una religiosa muy especial, aunque piadosa y ferviente creyente, lleva muy dentro las enseñanzas de su madre, una mujer que educó a sus hijas para que persiguieran sus sueños contra todo pronóstico y, si fuera necesario, con uñas y dientes. Eso sumado a una interpretación un tanto libre de la doctrina de su patrona, Santa Florina Magdalena, hace que no dude en utilizar los medios más cuestionables para lograr su objetivo; salvar el centro social del cierre, aunque eso suponga salirse de la norma estafando y engañando.

Una situación desesperada y urgente que pretende resolver con los medios más dispares e imaginativos. ¿Quién tiene el dinero? Los bancos ¿Cómo conseguirlo rápidamente? A través de un juego de azar donde manda la suerte. Y ella pretende que ésta esté de su parte. Margarita está convencida de su misión, cree que su deber es hacer todo lo posible por ayudar al prójimo y por ello interpretará frente a la directora del banco, exagerando mucho el asunto, el papel de víctima desamparada.

Vizcaya: Margarita nerviosa El contraste con su hermana Susi, no sólo en el tema profesional, sino en sus personalidades es uno de los puntos fuertes de esta comedia, que pretende hacer pasar a dos almas ingenuas y patosas por ingeniosas estafadoras, viendo que todos sus intentos hacen aguas por todos lados.


Susi

Vizcaya: Susi - La hermana La hermana de la protagonista es una mujer tremendamente resolutiva, no se anda con medias tintas. Cuando la enfermedad cayó sobre su familia y fue necesario buscar dinero para ayudar a su madre, Susi no se lo pensó dos veces y buscó una solución. Es una mujer que aprendió de su madre a valerse por sí misma y a sacarse las castañas del fuego. En cierta manera frívola y, sobre todo, chispeante, conoce el lenguaje de la calle y llama a las cosas por su nombre, salvo ante el hecho de enfrentarse a su hermana. Decirle a Margarita lo que opina es materia pendiente. Susi se guarda sus preocupaciones para sí misma, haciendo que la distancia entre las hermanas se acreciente. Aun así, al ser la hermana mayor, siente una gran responsabilidad para con Margarita, y quisiera ayudarla en todo. Todo lo que no tenga que ver con engañar a un banco…

Vizcaya: Susi con pistola Trabaja en una whiskería, pero Susi no es una chica sencilla, ella es una persona curiosa, atenta a la vida y sus enredos. Plenamente consciente del trabajo que ejerce, no se arrepiente de nada y está contenta con su forma de vida.


Esperanza

Vizcaya: Esperanza - La bancaria Esperanza parece ser una mujer de éxito al frente de una sucursal bancaria. Tranquila, educada, alguien que es servicial y busca hacer bien su trabajo, pero, poco a poco, deja ver su disparatada personalidad, nada convencional. Hay algo en su apariencia que no acaba de encajar con una sencilla empleada de banca, algo indica que oculta cosas y parece haber encontrado en Margarita y Susi el aliciente necesario para explotar, dejando salir sus ganas de ser ella misma.

Inteligente y pizpireta, interpreta un papel frente a Margarita y, llegado el punto, la sorprenderá mucho más allá de lo esperable. Ella es un experimento de libertad, un personaje desesperado por llamar la atención. Un personaje pícaro, surrealista en muchas ocasiones, sobre todo cuando se deja llevar por los trapicheos de las hermanas. Su pasado parece sacado de una novela de Víctor Hugo y, gracias a él, se siente inmediatamente atraída por Margarita y su congregación. La simpatía que las monjas le demostraron cuando era niña hace que comprenda a la religiosa e incluso llegue a admirarla.

Vizcaya: Esperanza con Susi En la aventura de Margarita por lograr el dinero que salve al centro social, Esperanza parece erigirse como la gran antagonista. ¿Es Esperanza la vil villana que niega el premio a una tierna monjita o es Esperanza la luz sobre la depravación de la monja que ha abandonado la senda del señor? Ni lo uno ni lo otro. Esperanza es una mujer un tanto alocada pero con un gran corazón. Si bien es verdad que los trapicheos bajo mano nunca podrán ser aceptados en su banco, si van aderezados con un poco de música disco a lo mejor... Pero bueno, lo mejor es ver la obra.


Sor Angustina

Un divertido cameo

Vizcaya: sor Angustina - Una monja diferente Hemos querido introducir en “Vizcaya” a la disparatada monja Sor Angustina, personaje principal de nuestra “Vida y Milagros de Sor Angustina”, una divertida serie web sobre las aventuras de una religiosa cazadora de criaturas.

La serie es una creación de Beatriz Meré, quien en el 2013 ideó la idea de una socarrona monja que se enfrentaba a los clásicos monstruos del cine de serie B. Un proyecto con base en Asturias y que ha ido desarrollando a lo largo de estos años en forma de varios episodios adosados en el canal oficial de “Vida y Milagros de Sor Angustina” en YouTube.

Vizcaya: sor Angustina - El logo Su aparición a modo de cameo en “Vizcaya” surgió motivada por la temática y el género de la obra, y pretende ser un anticipo del mundo bizarro y jocoso que Producciones Viesqueswood irá diversificando en varios proyectos en lo sucesivo. En ellos Sor Angustina nos irá mostrando sus diversas facetas, acompañada de una verdadera truppe de personajes extraños y entrañables; monstruos como el vampiro Sibilino o monjas como Sor Asustadina, su leal escudera, serán los enemigos y compañeros de esta monjita en su cruzada contra las fuerzas del mal. Para saber más de ella, pasaros por su sección en nuestra web:


Los años ochenta en Gijón

Vizcaya: Plaza del Humedal - Gijón Los años ochenta son considerados por muchos como la década prodigiosa. La memoria sentimental de esos años y una experiencia de vida política y social de gran intensidad provocada por la Transición, hacen que no tenga comparación con ningún otro periodo de la historia reciente de España. Durante esta época los españoles fueron testigos del paso de una España que venía del blanco y negro del franquismo a una verdadera explosión de creatividad, energía y talento.

Por aquella época, Gijón pasaba por una crisis industrial, un paro creciente y una reconversión que dio, y sigue dando, muchos quebraderos de cabeza. Después de todo, la ciudad se abría a la modernidad y, como en tantas ciudades españolas, casi cuarenta años de dictadura pesaban mucho. España se encontraba atrasada con respecto a Europa y, a pesar de las ganas de la juventud de abrir las alas y volar, el progreso en el país se desarrollaba con tiento y paso trémulo. Por ello, en “Vizcaya” hemos querido reflejar esa dualidad, la de una España con una realidad social plural, la España del progreso de la clase media, la de los intelectuales, las prostitutas y la tradición religiosa. Un pueblo que trataba de abandonar viejos hábitos y abrir sus mentes a la libertad artística de la democracia. Por tanto, tomamos conciencia de varios aspectos de la sociedad de esos años y los traspasamos a nuestra ficción dramática.

Por un lado, nos hacemos eco del movimiento cultural y más concretamente del musical, pues este tuvo un especial impacto. Es la época de la Movida madrileña, un desfile constante de creatividad y vitalidad que llenó la capital de nuevos músicos y salas de actuaciones donde se respiraba la transgresión y la rebeldía. Y Gijón tuvo su momento también, florecieron en la ciudad salas de conciertos; numerosos grupos musicales probaban suerte tocando sus canciones en las verbenas y los garitos de moda. Había cultura musical con notas asturianas y si Esperanza hubiese sido una persona real, la encontraríamos meneando el esqueleto en el Jardín o en el Oasis, famosas discotecas de la ciudad.

También hay cabida en esta época para un Gijón más pillo, un Gijón amante de la noche y de los clubs. Muchas whiskerías abren sus puertas aprovechando la llegada de la democracia. El barrio de Cimadevilla se convierte en el rey del ocio nocturno. Bellas criaturas como Susi trabajaron en whiskerías tan longevas como el Eros de la calle Ezcurdia (cerró sus puertas recientemente tras treinta años de actividad). Se vive la época del destape, la época del “libres domingos y domingas” en la que Susana Estrada, oriunda de Gijón, se hizo musa del desnudo y de la canción erótica. No es de extrañar que nos hagamos eco de su espíritu e influencia, injustamente tratada por el paso del tiempo, una mujer rompedora y libre que electrizó el alma, y lo que no es el alma, de muchos hombres, y también mujeres, hablándoles de la revolución sexual y la libertad de expresión. Porque no nos engañemos, la una es imposible sin la otra.

Seguimos con algo que no puede faltar en los ochenta y que se ha convertido en símbolo de esa era; el cine de Almodóvar. De hecho, la ha trascendido, y se ha vuelto un fenómeno en sí mismo, hasta se ha convertido en una tendencia artística si cabe. Admitimos que si se quiere una buena historia acontecida en los ochenta, un buen toque de Almodovarismo no puede faltar. Nos hemos fijado en ello para construir nuestra narración. Una obra llena de color; el vestuario lleno de hombreras, la personalidad vital y loca de sus protagonistas, el propio diseño del cartel, donde quisimos mantener esa impronta con caracteres grandes y llamativos. Nos encanta la tragicomedia del director, historias sacadas de un folletín que evolucionan gracias a unos personajes complejos con tremendas emociones donde sus aspiraciones se van desvelando poco a poco. Hemos bebido de esta enseñanza y “Vizcaya” se mueve entre lo cómico y lo ridículo. Los personajes tienen pasión por lo grotesco. Se ven envueltos en las situaciones más inverosímiles debido a su falta de cordura y a su escasa previsión. Una comedia en muchos momentos negra, donde el surrealismo y el naturalismo se dan la mano. Donde los personajes hablan de la salvación eterna empuñando pistolas y alterando quinielas.

Siguiendo con la estética, tan importante en la vida de la década, nos decantamos por un exponente de la nueva ola; la estética kitch, una mezcla de estilos, texturas y géneros incompatibles que convierten la degradación de lo artístico en una maravillosa forma de expresión única. En “Vizcaya” no nos asusta esta superposición de elementos dispares y hemos querido que forme parte del vestuario y la escenografía de esta pieza, vistiendo a estas mujeres con hombreras y atrevidos estampados.

Una última influencia, aunque anterior a los años ochenta, y a la que hacemos alusión es Sor Citroen. Esa comedia amable del año 1967 que forma parte de la historia de nuestro cine, retrata a una monja que trata de sacarse el carnet de conducir para ayudar a su congregación. Una monja como Margarita con muy buenas intenciones pero de nefastas decisiones. La película también plantea la cuestión de si el fin justifica los medios y, aunque la censura marcó la pauta en el desarrollo de su guión, no podíamos dejar de inspirarnos en este fenómeno motorizado que sentó el estereotipo monjil.

Y para terminar, respecto al hecho histórico de la estafa, en realidad la vida nunca puso a una monja en este berenjenal, pero nosotros nos hemos basado en la rocambolesca noticia en la que una mujer en los años 80 se atrevió a realizar la estafa en la sucursal bancaria. De la verdadera noticia nos llevamos el nombre de su protagonista, mantenemos los lugares involucrados y detalles significativos como el regalo de la colección de monedas del mundial del 82 o el hecho de que efectivamente hubiera una verdadera acertante en Avilés.

OBRA VIZCAYA
" VIZCAYA "
Género Comedia histórica
Intérpretes Beatriz Meré, Lucía Carracedo y Sara G.R.
Duración 60 minutos
Producción Producciones Viesqueswood
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Una monja, una prosituta, una extraña banquera y una quiniela...

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