Camelot

Camelot

Teatro medieval

En este artículo hablo con los alumnos acerca de su proceso creativo con “Camelot”, la obra de teatro que están preparando. La obra transcurre en la época medieval, en los tiempos del mítico rey Arturo y su sueño de igualdad, justicia y paz. Es una obra de aventuras para toda la familia, en el que los espectadores van a seguirle los pasos a Kayley, una joven que creció escuchando las aventuras de su padre, Sir Lionel, caballero de la mesa redonda y soñando con seguir sus pasos convirtiéndose, ella también, en protagonista de las luchas, las conquistas y los descubrimientos de esos flamantes caballeros. Desafortunadamente, Lionel muere a manos de Ruber quien ansía hacerse con Camelot y destruir todo lo que representa. Nuestra historia comienza, años más tarde cuando la espada Excalibur ha sido robada por el Grifo, secuaz de Ruber, y perdida en el Bosque Prohibido. Es entonces que, desobedeciendo los deseos de su madre, Kayley se embarca en la aventura, que nosotros subiremos al escenario, en busca de la espada. La historia pondrá en el camino de la joven a divertidos personajes como los dragones mellizos Cronwall y Devon y los valientes Garret, joven espadachín, y Ayden, su halcón lazarillo. La historia es una divertida combinación de coreografías de lucha, música y personajes entrañables.
Me gustaría recordar que la obra podrá ser vista tres veces, la primera en Gijón, el martes 21, la segunda en Oviedo, el martes 28, ambas fechas en junio, y por última vez, en Pravia, el martes 5 de julio.

El trabajo de nuestros alumnos en Camelot

El trabajo dramático nos ha comprometido con varias asignaturas: por un lado, está el trabajo interpretativo, los alumnos tienen a su cargo unos personajes muy vivaces y diferenciados. La acción es la protagonista de la obra, ya que tanto Kayley como los otros personajes, incluidos los malos, son personajes que lucharán con espadas y correrán por toda la escena para transportarnos al mundo de los ágiles y vitales guerreros. Además, todos están caracterizados por una cualidad y un deseo. Kayley es la típica joven entusiasta y despreocupada, que ansía destacar siendo alguien de valía, Garret está caracterizado por la ironía, estando en conflicto consigo mismo, pues quisiera volver a Camelot, pero no se siente digno de ese lugar, y el dúo dragón que, a pesar de ser antagónicos de carácter, uno delicado y culto y el otro fanfarrón y sencillo, no pueden vivir el uno sin el otro. Todos son personajes a la búsqueda de ser aceptados por los demás y de sentirse válidos en la vida.

Atrezzo variado de Camelot
Atrezzo variado de Camelot

Por otro lado, está el trabajo corporal, pues la obra retrata la clásica aventura de un grupo de personajes a la caza de ese objeto especial, el cual es, a la vez, la excusa de su viaje emocional, de su crecimiento personal. Ese viaje requiere que los personajes estén en continuo avance, a travesando un vasto y peligroso bosque y que se enfrenten a unos fieros enemigos a través de saltos, persecuciones y cruces de espadas. Y es que sus enemigos son los secuaces del implacable Ruber, unos hombres convertidos en seres de hierro y metal. Aprovecho el inciso para dar las gracias a la figuración, pues en esta obra (y también en las otras dos, “El Escarnio de Oz” y “Los Miserables”), hemos pedido la colaboración de personas con inquietudes, amantes del teatro, que están formando parte del reparto para ser esos villanos y, también los leales soldados de Arturo. Ellos también tienen que aprenderse las coreografías y disfrutar del manejo de armas siguiendo el estilo del medievo, (coreografías, por cierto, a cargo de Ruso García, Daniel, que este curso, no sólo participa como técnico, sino como actor, metiéndose en la piel del malvado de la obra, Ruber). Así pues, todos tienen por delante la labor de “menearse” al son de la más divertida película de aventuras, pero en este caso, llevada al mundo de la inmediatez teatral, con el público sentado al lado, en el patio de butacas y regocijándose de la acción non stop, sin cortes de planos, ni trampa ni cartón de una obra de teatro.

Y por último lugar, la asignatura que nos ocupa es la música. Queremos que sea esta parte esencial del montaje, ayudándonos a adentrarnos en la magia de un mundo de dragones, brujas y caballeros. La misma acompañará a los personajes para ayudar a recrear los diferentes ambientes de la historia, la hacienda de Lady Juliana, el Bosque Prohibido, el enigmático Camelot… Y además, será la protagonista en determinados momentos, pues es nuestra idea que haya canciones interpretadas por los alumnos. Este es un punto especialmente sorprendente y en el que entraremos a trabajar muy pronto.

Así que, sí, el proceso es emocionante. Los alumnos se preparan y preparan sus ilusiones. Todos tienen aspiraciones que cumplir con este trabajo. Yoly García que encarna a la íntegra y fuerte Lady Juliana, madre de la protagonista Kayley, sueña con la idea de que el público se traslade por un rato a otro tiempo y espacio, al mundo de las novelas artúricas y las criaturas mitológicas, quedando maravillado con el trabajo en equipo de todos sus compañeros.

Un proyecto que, en un principio, era sólo un papel y que ahora es todo un mundo mágico.

Vestido de lady Juliana
Vestido de lady Juliana

Por su parte, Miguel Ángel Cueto, quien tiene la responsabilidad de ser Garret, el joven ciego aspirante a caballero, espera aprender de las emociones de su hábil y mordaz personaje:

… esas emociones te enseñan mucho sobre ti mismo.

Y en el apartado de los seres misteriosos de la obra, nos encontramos con las brujas, Iria Mourón es una de ellas, y tiene mucho que decir sobre cómo está acercándose a su personaje.

… estoy trabajando con imágenes mentales de esos seres a los que conocemos como “brujas”, eso sí, dándole un aspecto más inocente y burlón, puesto que es una obra también para público infantil.

Ella cree que quizá la parte más intensa interpretativamente hablando esté siendo el trabajo vocal y la postura corporal, no en vano se trata de seres místicos, con miles de años a sus espaldas. Aprovechamos la capacidad que tienen nuestras brujitas de hallarse más allá del bien y del mal, más allá de la historia de la obra, para interaccionar directamente con el público e interpelarlo, a modo de coro griego en alguna ocasión.

Al suprimir la cuarta pared, el personaje de la bruja puede dar ese toque de humor e improvisación al espectáculo.

Cuando les pregunto si se identifican con sus personajes, es gracioso escuchar sus respuestas. Para Lucía Martos que en nuestra ficción se convierte en Kayley, interpretar a la protagonista de “Camelot” le recuerda a su infancia, a la niña que fue,

… una muy inquieta, curiosa, aventurera y con ganas de descubrir lo que el mundo tenía guardado.

Para ella, la obra ha supuesto el convencimiento de que todos seguimos llevando con nosotros lo que fuimos en la infancia, aunque, evidentemente, todos evolucionemos.

Así que representar a Kailey me está ayudando a sentir otra vez esa emoción e intensidad que habían quedado un poco atrás.

Miguel Ángel Cueto, por su parte, siente que todos los personajes de la obra son maravillosos, y puede identificarse con Garret, pues “en ocasiones, todos tenemos algo de heroico, cuando se trata de ayudar a los demás.” Miguel está disfrutando del proceso de investigación sobre su personaje, encontrando similitudes en otros héroes de ficción ciegos como Daredevil.

Camelot y la riqueza de sus personajes

¿Es “Camelot” una bonita y entretenida historia de superación? Jaime Márquez, quien interpreta a nuestro Rey Arturo y da vida al halcón de alas plateadas Ayden, lo tiene claro, su respuesta es afirmativa.

Esta obra es una historia de superación a distintos niveles. Habla, por una parte, de la superación personal; la importancia de creer en ti mismo para poder cumplir con tu trabajo y esfuerzo las metas que te propongas.

Y es que la ficción de “Camelot” está protagonizada por unos personajes que no encajan en el entorno en el que han nacido. Ya sea porque tienen grandes sueños de grandeza y aventuras, como Kayley, o porque sus semejantes los infravaloran y rechazan, como les pasa al binomio de dragones Devon y Cornwall, o porque son ellos mismos sus peores jueces, como le pasa a Garret que, tras resultar herido y perder la vista, ya no se siente apto para cumplir sus sueños de llegar a ser caballero, estos personajes se convierten en marginales, incapaces de superar ni sus miedos ni de escuchar los buenos consejos de los demás.

Pero a lo largo de la obra, estos personajes encuentran su valor y, demuestran tanto al mundo como a ellos mismos que son verdaderamente capaces de conseguir aquello que se proponen.

Jaime añade que este enfoque de superación personal se ve reforzado por la importancia que cobra la amistad en la obra. Es la amistad lo que hace que se abran los ojos de los personajes:

… el trabajo en equipo y la aportación individual de cada uno de los miembros de la pandilla, amplifica las capacidades de todos. La unidad, la colaboración y el apoyo mutuo son los elementos que hacen posible que estos personajes superen las dificultades a las que se enfrentan.

El joven actor concluye diciendo que la obra nos inspira para no conformarnos, para luchar por aquello que consideramos que merecemos.


Por su parte, el malo de la obra, Ruber, interpretado por Ruso García, no está muy de acuerdo con estas cuestiones y cuando piensa en el final de la obra se indigna.

El reino de Camelot habría sido mío para siempre”. Bromas y spoilers aparte, el final de Camelot, es el que tiene que ser, me parece precioso, digno de una auténtica historia de aventuras. El final muestra cómo unos personajes que han mostrado debilidades son capaces de superarlas y enfrentarse a cualquier mal por no perder aquello que aman. La evolución de los personajes a lo largo de la historia se hace palpable y esto permite que se pueda conectar y empatizar fácilmente con ellos, ya sean los buenos o los malos de la historia (estos molan más :P). El final pone de manifiesto, sin lugar a dudas, algo que todos deberíamos tener presente en nuestras vidas, esto es la capacidad de superación y la confianza en nuestros amigos y seres queridos.

Ruso García tiene claro que el teatro es el espejo de la empatía, en los personajes nos vemos reflejados nosotros mismos, de una u otra forma, y esto queda siempre palpable al terminar de ver una obra de teatro, ya que podemos comprender su moraleja y enseñanza:

… así que sí, aunque me pese y me quedase sin Camelot, habría deseado escribir este final y con él acercar al espectador, en este caso muy orientado al público infantil, al teatro y a su enseñanza.


Siempre hay lugar para el humor cuando el mensaje es claro y profundo.


Flora de Camelot
Flora de Camelot

El teatro es pura magia

Me gustaría finalizar este artículo con alguna de las reflexiones que los alumnos han manifestado de lo que les está aportando el proceso de creación de la obra. Jaime nos habla, en primer lugar, de la empatía, esa rica cualidad que los seres humanos deberíamos cultivar y expandir:

el teatro te hace conocer diversas historias desde un punto de vista diferente al que estás habituado.

Su compañera Lucía Martos añade que el hacer teatro la está ayudando a conocerse más a sí misma y los motivos que mueven a la gente. En segundo lugar, pasa por la mente de Jaime la formidable fuerza curativa y liberadora que es el arte dramático:

… aprendes a expresarte más libremente, lo cual es una gran ayuda para personas más introvertidas a las que les cuesta más trabajo comunicarse con los demás. Aprendes a improvisar, esto te puede ayudar a ganar soltura y tener menos dificultades a la hora de enfrentarte a distintas situaciones cotidianas, sintiendo menos ansiedad frente a los imprevistos.

Además, añade:

… el teatro puede mejorar tu autoestima y ayudarte a no juzgarte tanto a ti mismo, al estar en un espacio en el que te sientes seguro y donde nadie te va a juzgar por tus errores, sino que el objetivo de todos es ayudar a cada uno a progresar, apoyándole y aconsejándole.

Para Iria, el teatro es el arte del cambio, de la metamorfosis.

… cambia la forma de verte a ti mismo y la de ver a los demás.

Fuente de curación de males emocionales y físicos, mientras que otra de las brujas de nuestra historia, Andrés Morales, considera al arte escénico como un vehículo para regalar algo al mundo, un proceso de enriquecimiento.

Dejar una huella, ya que tanto sacamos de la tierra y de las personas, pues hacer algo en agradecimiento. Es como pasar por el mundo dejando una huella y no sólo siendo parte del montón. Estoy construyendo un proyecto, en el cual iré a algunos lugares para tratar de enseñar algo y aprender al mismo tiempo. Dejar esperanza y aportar a los sueños de otras personas, quiero ser útil para los demás y creo que el teatro me puede ayudar a conseguirlo.


Mientras que Lucía Martos destaca su poder expresivo:

… el teatro también puede hacerte reír y llorar. Es un arte con facilidad para llegar a lo más profundo y provocar emociones.

Para Yoly García el teatro es pura magia:

… supone un crecimiento interior en todos los aspectos.

Excalibur y su vaina
Excalibur y su vaina

Y es que el teatro es, sin duda, una forma de disfrutar la vida un poco más.

Recordad que todas las novedades de estas obras podéis seguirlas en nuestros perfiles en Facebook, Instagram y en nuestro canal de Youtube.

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