Con Мексика (Méjico), volvemos a navegar por el tiempo y a hacer de la mujer la protagonista de la historia, creando otra comedia basada en personajes históricos. El año elegido en esta ocasión es el 1932 y las heroínas serán la inolvidable Dolores Ibárruri y la gran intelectual Irene Falcón, amigas y compañeras en la cruzada del comunismo y la lucha obrera. Ambas se encontrarán con una asombrosa emigrante rusa que las dejará sin palabras.
Con esta obra continuamos la estela iniciada con nuestra obra "Luxemburgo", aventuras protagonizadas por mujeres de la historia con mucho que contar y mucho por lo que luchar. Nuevamente, los hechos son ficcionados. Nos basamos en el contexto social y en las vidas de las personas que retratamos, pero vamos más allá y nos dejamos seducir por una loca e imaginativa aventura. Hemos elegido la comedia como género para contar dichas aventuras por el dinamismo, la fuerza y la capacidad de absorción que tiene la risa. Pretendemos ofrecer simultáneamente al pública disfrute y reflexión.
Así mismo, y al igual que sucedía con Luxemburgo, Мексика está ambientada en la ciudad de Gijón, concretamente en el Puerto de El Musel, de tal manera que lo que caracteriza a este compendio de tres obras se cumple en Méjico también.
Transcurre el tumultuoso año 1932, en España se respiran aires de intranquilidad. La recién constituida Segunda República Española se encuentra dividida; los jefes políticos republicanos han perdido el apoyo de las fuerzas de la derecha y la clase obrera. El viejo régimen representa una lacra para el progreso del país y los partidos políticos están en pie de guerra. El clima del país es una olla a punto de explotar.
Nuestra historia está protagonizada por Dolores Ibárruri, la Pasionaria, en los primeros momentos de su andadura política, quien se encuentra junto a su infatigable compañera, Irene Falcón, en el muelle de El Musel, en Gijón, a donde han acudido para buscar apoyo para el partido comunista entre las mujeres asturianas. Dolores, tras haber recibido una carta del mismísimo Stalin, está convencida de que el líder comunista enviará a su querida esposa, Nadezhda Allilúyeva, que se encuentra viajando en misión oficial a tierras asturianas, pretendiendo así que apoye la causa comunista en España.
El conflicto surge cuando, por error, se cruza en su camino una joven actriz rusa de increíble parecido a la esposa de Stalin. Ella deberá hacerse pasar por la famosa Nadezhda Allilúyeva, ganándose la confianza de sus anfitrionas y así poder reanudar su viaje y reunirse con su añorada familia en Méjico. El equívoco está servido. Una historia que fluye a contra reloj.
“Мексика” (Méjico) es, por un lado, toda una declaración del poderío de la fuerza femenina cuando se trata de perseguir los sueños. En la obra queda patente la extraordinaria capacidad de lucha de estas mujeres por un ideal. Si bien Dolores es una mujer inmersa en la lucha obrera, creedora en la causa comunista y empeñada en liberar al pueblo de la opresión, Nadia es una mujer que lucha contra viento y marea por reunirse de nuevo con sus seres queridos. Cada una con su historia y sus propias motivaciones pero iguales en la idea de no cejar nunca de perseguir aquello que más aman.
Nuestras mujeres se caracterizan por su fe, contra todo pronóstico, no dudarán en hacer uso de su imaginación para
conseguir su propósito. A lo largo de la obra descubrirán su potencial de lucha queriendo conseguir sus deseos “pese a
quien pese y caiga quien caiga
”, como dice la propia Pasionaria.
A pesar de la adversidad, nuestros personajes encuentran los medios para lograr sus propósitos, nunca quedándose de
brazos cruzados. Un sentimiento que la propia Pasionaria defendía en sus mítines y con el que pretendía incendiar el
corazón de las mujeres que la escuchaban, “no hay que llorar, hay que luchar
”, pues odiaba esa imagen de la
mujer como víctima, y defendía que ante los problemas, ante la miseria y la insatisfacción, había que ocuparse y no
preocuparse. Eso sí, la obra es un maremágnum para estas mujeres pues, aunque tienen claro su objetivo, yerran en los medios,
así que descubrirán juntas y revueltas que el poder del otro, su ayuda y su comprensión, son el billete que necesitan para
llegar a su destino.
Por otro lado, en la pieza está muy presente el clásico tema del disfraz. El convertirse en otro, el hacerse pasar por quien no se es, es uno de los más antiguos asuntos en las historias. Desde los mitos y las leyendas clásicas, como, por ejemplo, Zeus disfrazado de toro en el rapto de Europa, a los cuentos populares, el lobo con piel de cordero, se muestra a uno o varios personajes tomando los hábitos, los ademanes del otro para engañar o causar sorpresa. En suma, es una de las estrategias más viejas de un personaje para lograr sus fines. Y también uno de los recursos más divertidos. Así que en “Мексика” (Méjico) hemos querido centrar el foco del conflicto, y por supuesto de la comicidad, en el personaje de Nadia, una actriz rusa, haciéndose pasar, sin verlo venir, por la esposa de Stalin.
Para conseguir subir al barco que la llevará a Méjico, Nadia, sola y perdida, sin más dinero ni recursos, deberá convencer a Dolores e Irene de que ella es la verdadera Nadia Allilúyeva a quien tanto esperan. La ficción y la convención teatral hacen que el personaje sea idéntico a su respetable tocaya. Creemos que la risa surge de ver en escena a un personaje tratando por todos los medios de resultar creíble ante sus anfitrionas españolas sin hablar casi ni media palabra en español y sin comprender exactamente qué es lo que está pasando.
Nacida en Gallarta el 9 de diciembre de 1895 en el seno de una familia obrera, Dolores, cuyo nombre completo era Isidora Dolores Ibárruri Gómez, fue una indiscutible líder política, su lucha por los ideales comunistas es conocida en el mundo entero. Esta lucha estuvo siempre unida a la reivindicación del papel de la mujer en la sociedad. Ella misma vio truncados sus sueños de convertirse en maestra, vivió las privaciones del trabajo, y se resistió desde muy joven a seguir la senda de la tradición familiar; limitarse a ser esposa y madre no iban con Dolores.
Nuestra historia la sitúa en 1932, año en el que el Partido Comunista disfrutaba por vez primera de la ansiada oficialidad y donde nuestra protagonista ya ha dejado atrás su vida en tierras vascas, ha viajado a Madrid y se encuentra inmersa en el ensalzamiento de su partido. Escribe artículos y los firma bajo el seudónimo de La Pasionaria. Por esta época ya ha sido encarcelada varias veces y ha sufrido los duros golpes de la represión.
Como personaje público y político tiene sus defensores y sus detractores pero, más allá de eso, nosotros hemos querido quedarnos con la mujer, con el ser humano tremendamente complejo que ella era. Una mujer titánica, de gran carisma, capaz de ilusionar las mentes y los corazones de los oprimidos y convencerlos para no quedarse de brazos cruzados. Pero también una mujer dura y reservada que podía llegar a ser cruel cuando las circunstancias no le eran de su agrado. Como muchos líderes políticos con convicciones ortodoxas, se dejó llevar por sus ideales haciendo que en muchas circunstancias no fuera capaz de encontrar un posicionamiento más conciliador, como ocurrió en 1968 con la no condena a la invasión del Pacto de Varsovia a Checoslovaquia. Pero para nosotros todos estos vértices y aristas hacen más interesante la ficción que hemos creado con “Мексика” (Méjico).
Destacamos su incombustible energía y su poderosa oratoria capaz de levantar al pueblo. Dolores, según sus allegados, era en realidad una mujer tímida, que prefería que fuesen otros los que hablasen en primer lugar. Nosotros nos hemos fijado en esa curiosidad para asistir al proceso en el que Dolores toma conciencia de su potencial, y asume que es “la voz de los sin voz”. Cargándose de energía para un futuro lleno de dificultades.
También nos interesaba la Dolores en el papel de madre, alguien que vio morir a cinco de sus seis queridos hijos y que mantuvo una guerra constante, su guerra particular, entre la Dolores política, cuya labor era inconmensurable, y la Dolores madre, quien se lamentaba de haber dejado en segundo plano a su familia. Dolores amaría y recordaría a todos sus hijos hasta el mismo día de su muerte.
Una mujer con su propio sentido del humor, rudo, directo. Cuando se equivocaba en un discurso, no lo ocultaba, se reía, pedía perdón y continuaba. Incluso se la ha llegado a ver en pleno mitin cantando canciones de su juventud comunista. Dolores será recordada como un personaje decisivo del siglo XX, una personalidad que marcó a millones de personas y que traspasó fronteras, pues su activismo y sus convicciones la llevaron fuera del territorio nacional, donde predicó la palabra y el espíritu comunista ya desde bastante antes de su exilio durante la guerra civil española.
Irene Lewy Rodríguez, quien adoptó el apellido de su marido César Falcón, nació en 1907 en Madrid. Fue una afamada periodista y una amiga fiel para Dolores Ibárruri, hasta el punto de llegar a convertirse en su secretaria personal. Hablaba varios idiomas y contaba con una extensa cultura.
En el año que nos ocupa, 1932, Irene ya estaba casada y tenía un hijo, había recorrido junto a su marido medio globo terráqueo y acababa de ingresar dentro del partido comunista español. Una andadura que la llevaría a formar parte junto a otras mujeres de, en primer lugar, la Comisión Femenina del partido y, después, de la Unión de Mujeres Antifascista, donde conocería a Dolores en 1934.
Nosotros hemos querido acelerar un poco los hechos y propiciar que Dolores y ella se acaben prácticamente de conocer. Presentamos así a una Irene Falcón que todavía no conoce ni comprende exactamente a su compañera y a quien le llevará su tiempo entender el espíritu de Dolores. Hemos querido representar a una Irene que prefiere tener los pies sobre la tierra y que, como todo buen periodista, a diferencia de los impulsos más pasionales de Dolores, prefiere fiarse siempre de los datos bien contrastados.
Sorprende el contraste que representaban ambas mujeres, un contraste que se presta fácilmente a la comicidad. Por un lado Dolores, una mujer alta, reservada, de semblante recto, y por otro Irene, pequeña, comunicativa, de mirada vivaz. La Pasionaria era una mujer que venía del pueblo, de familia minera que se había hecho a sí misma gracias a su perseverancia y a una personalidad autodidacta, mientras que Irene había estudiado en el instituto alemán y provenía de una familia de clase media. A partir de su primer encuentro, es raro encontrar alguna foto o fragmento de vídeo en el que no se encuentren en el mismo espacio. Irene admiraba profundamente a la Pasionaria. Ambas mujeres parecían muy unidas. Personalidades muy distintas que se complementaban a la perfección, pues tenían un sentir común, además de los valores propios del comunismo, creían en la emancipación de la mujer gracias a la cultura y la educación. Ambas eran mujeres entregadas a sus ideales y que supieron sacrificar mucho para lograr hacerse un hueco en la historia.
De nombre Nadia Alluyeva, es nuestro personaje creado para la ocasión. Una actriz rusa que está escapando de su país, donde no encuentra más que miseria. En otro tiempo fue famosa, pero la política represiva del régimen, el inicio de la purga del Stalinismo, hace imposible su vida allí. Ya no le queda nada, su familia emigró antes, con mucha suerte han conseguido llegar a tierras americanas, la esperan en Méjico, y ella está desesperada por conseguir estar a su lado.
Sus dotes de actriz de cine mudo, hacen posible la farsa, pues le dan las herramientas para, en su estilo surrealista, interpretar convincentemente a una líder comunista. Otra de las circunstancias facilitadoras del equívoco es la sonoridad parecida entre ambos apellidos, entre el Allilúyeva, de la mujer de Stalin, y el Alluyeva de la usurpadora. Para las mujeres españolas, que no hablan ruso, resulta imposible la diferencia y confían en que la mujer rusa que está frente a ellas sea la esperada, por remota que sea esa posibilidad. ¿Cuántas líderes comunistas rusas van a viajar en barco hasta el muelle de Gijón?
Es un personaje valiente y listo, de ademanes exagerados, que sólo busca regresar con su familia, pero sin más recursos que su imaginación. Se verá obligada a aceptar la mentira que Dolores está dispuesta a creer; que es ella toda una dama revolucionaria. Una perdedora con suerte quizá.
La mujer a la que Dolores e Irene esperan, Nadia Allilúyeva, sí que existió, como se ha dicho anteriormente. Fue la segunda esposa de Stalin. De nombre completo, Nadezhda Serguéievna Allilúyeva, tuvo una vida desdichada. Durante sus años junto a Stalin, con el que tuvo dos hijos, Nadia sufrió de mala salud y su relación con él fue de un auténtico amor-odio, la admiración por el dirigente soviético se fue truncando con los años. Muchos autores afirman que el ser consciente de las atrocidades perpetradas por su marido fue destrozando el espíritu de la mujer hasta empujarla al suicidio, en noviembre de 1932. Fue hallada muerta en su habitación junto a un revólver Walther. En el momento de su muerte, el propio Stalin hizo firmar a los médicos de la cúpula dirigente un parte en el que se estipulaba que la causa de la muerte fue una apendicitis aguda.
El régimen ruso no permitió jamás que una mujer se calzase las botas de líder mitinera, pero el sólo hecho de que pudiera ser posible bastó para que nuestras Dolores e Irene de la ficción deseasen estar en presencia de la mujer portadora de la palabra de Stalin.
Para ambientar una historia que habla de un largo viaje hasta Méjico, qué mejor emplazamiento que el puerto de El Musel en Gijón. Queríamos mantener la tónica de que las historias transcurriesen en suelo asturiano, así que nos fijamos en esta edificación marítima, cuya construcción es fruto del impulso industrializador desarrollado a partir del segundo cuarto del siglo XIX en la región, basado en la siderurgia y esencialmente en la explotación de la hulla en las cuencas centrales de la región.
El Musel supuso el impulso necesario para el progreso del comercio, el crecimiento de los principales centros urbanos y la adaptación de nuevas vías de comunicación por medio de carreteras, ferrocarriles y puertos, introduciendo en la región un sistema de producción capitalista frente a la economía agraria tradicional. En 1907, el puerto exterior gijonés se erigiría en líder indiscutible de los tráficos carboneros y siderúrgicos regionales. Sucesivamente el puerto se iría ampliando en sus espigones y muelles convirtiéndose en los años cuarenta en el principal puerto español en movimiento de tráficos. Pero además de puerto carbonero, desde sus primeros años, El Musel se empieza a vislumbrar como escala de los trasatlánticos para dar salida al importante flujo migratorio hacia los países americanos. Y es este uso el que interesa especialmente para el desarrollo de nuestra acción dramática.
Aquella ruta arrancó en octubre de 1910 con el atraque del trasatlántico alemán ‘Santos’ en el dique Norte. Pronto se dio un aumento del tráfico de pasajeros argumentado en tres razones: “Por la importancia de las relaciones entre Asturias y América. Por el menor precio al que los buques pueden aquí carbonear. Por las condiciones del puerto”. Entre las principales ventajas que ofrecía El Musel para acceder a estos tráficos estaban sus calados y el bajo precio del carbón; por el contrario tenía el inconveniente que gran parte de sus infraestructuras estaban sin concluir; el I Espigón donde podrían atracar los trasatlánticos no se concluiría hasta 1913, y habría que esperar hasta 1930 para ver finalizados los 1.185 metros de dique Norte que lo protegía de los temporales. Además, las comunicaciones con Gijón eran bastante deficientes, la carretera no era buena y para suplir estas carencias se improvisaría un sistema de barcaje con embarcaciones a vapor entre los muelles locales y el nuevo complejo portuario, pues hasta el mes de mayo de 1912 no se abriría la línea del tranvía eléctrico que desde La Calzada enlazaba la ciudad y el puerto.
Terminado el primer Espigón, en su cabecera se levantaría entre 1914-1915 un edificio provisional para albergue del pasaje y una oficina de aduanas. Poco tiempo después, para dar mayor acomodo al creciente número de pasajeros y reconocimiento de equipajes, en el centro del espigón se construiría un nuevo edificio con espacio para los carabineros y guardamuelles. En cuanto al acceso de los viajeros y equipajes la situación mejoraría ostensiblemente tras el convenio realizado en septiembre de 1917 entre las sociedades Ferrocarril de Carreño, Sindicato Asturiano del Puerto del Musel y Compañía de Tranvías de Gijón, que permitía un servicio combinado a través de las líneas de las tres compañías.
Como el I Espigón no era el lugar más apropiado para los buques transoceánicos, en 1935 se comenzaría la construcción del II Espigón llamado de “trasatlánticos“, quedando paralizadas las obras por la Guerra Civil. En 1941 se vuelven a adjudicar y concluyen en 1944 cuando los viajes trasatlánticos pierden terreno frente a la aviación intercontinental.
OBRA | Мексика (MÉJICO) |
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" MÉJICO " | |
Género | Comedia histórica |
Intérpretes | Beatriz Meré, Lucía Carracedo y Sara G.R. |
Duración | 45 minutos |
Producción | Producciones Viesqueswood |
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